viernes, 7 de enero de 2011

Miedo a la libertad. Amor a las reglas.


Libertad es la capacidad del ser humano de tomar decisiones y actuar (o no) a lo largo de su vida siendo consciente de sus actos, es decir, si quiere hacer (o no) lo hace, siendo consecuente de sus acciones. ¿Y por qué tememos a la libertad? Este es un tema que ha preocupado al ser humano desde tiempos inmemoriales, ya en la antigua Grecia era tratado por grandes pensadores como Platón o Aristóteles y así ha seguido hasta la actualidad. Según algunos pensadores existen dos tipos de libertades, la libertad de y la libertad para. La libertad de se refiere a la posibilidad de tomar decisiones que nos lleve a realizar una acción, mientras que la libertad para es el poder realizar esa acción.

El ser humano ante todo es un animal y necesita normas, normas para el comportamiento, para las relaciones, para la convivencia,… Si no existieran estas normas la sociedad se vendría abajo, reinaría el caos pues no sabríamos controlar nuestros instintos y terminaríamos por destruirnos, o al menos eso no quieren hacer creer.

La realidad es que las normas son el objeto de acción de unos pocos para controlar a una mayoría, lo hemos podido ver con la religión a lo largo de los siglos, esta ha controlado a millones de personas solo para beneficiarse y muchas veces de maneras poco ortodoxas. Las normas existen para manejarnos y privarnos de nuestra libertad, una libertad que nos pertenece por derecho y que unos pocos nos han arrebatado para su bien y nos han intentado convencer de cuan mala era.

Sin embargo, no es tan fácil, no puedes revelarte contra el sistema y las normas para alcanzar tu libertad porque la verdadera libertad no es más que una utopia. No existe. No se pueden derrocar las normas porque volverán a aparecer otras. El problema no son los instintos, ni la falta de autocontrol, el problema es que el ser humano por naturaleza busca el orden. Buscar tener el control de las situaciones, de su vida y la de otros. No le gusta la aleatoriedad, el azar, quiere manejar el mundo a su antojo, de ahí vienen las ansias por conocer y aprender. Realmente el ser humano no quiere la libertad, la teme porque la desconoce y conocerla, para él seria someterla, estudiar, entenderla,…

Es por esto por lo que no podemos hablar de libertad y solo podemos hablar de una sensación. La sensación que nos gusta tener de ser dueños de nuestra vida y nuestros actos, cuando en realidad estamos viviendo en base a los pensamientos y las reglas de otros y además lo aceptamos, porque es lo que queremos. La realidad, es que el ser humano no quiere ser libre.

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