La creatividad proviene de la imaginación, no responde a convencionalismos ni conformidades, completa los vacíos que la mente lógica no es capaz de llenar con pensamientos e ideas abstractas e irreales.
Las dispares sociedades han tenido diferentes formas de ver la creatividad y de afrontarla a lo largo de la historia, llegando a ser perseguida en mucho casos. Sin embargo en la actualidad se posiciona en una posición privilegiada, recibiendo, generalmente, un gran apoyo para su desarrollo y evolución en las personas desde pronta edad ya que es parte fundamental de la inventiva humana y define los rasgos de la identidad.
La educación creativa responde a los nuevos escenarios que afectan a los procesos formativos basados en los estudiantes, con el fin de maximizar su autonomía, el aprendizaje de habilidades cognitivas superiores, el desarrollo del espíritu emprendedor y la capacidad creativa. No obstante para que esto sea posible se requiere contar con políticas y estrategias que permitan potenciar una cultura orientada hacia el cambio.
En los negocios, la innovación se consigue a través de la investigación y el desarrollo, con modificaciones en las prácticas de trabajo, con intercambios y combinaciones de experiencias profesionales y de muchas otras formas. Todas estas innovaciones son protegidas mediante patentes y diferentes tipos de propiedad intelectual.
En las nuevas formas de construir nuestra realidad social, en un mundo de la supercomplejidad, los líderes creativos, serán, los impulsores y dinamizadores de estos nuevos entornos, que demandarán nuevas formas de conocer, de aprender, de educar, de trabajar, de vivir y convivir en el nuevo siglo.
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